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TREMORS IN PARADISE
DOT FIFTYONE GALLERY
2023. MIAMI, ESTADOS UNIDOS

Marcos Castro & Gonzalo Fuenmayor. Tremors in paradise, Dot Fiftyone Gallery, Miami, US. Photos cour
Marcos Castro & Gonzalo Fuenmayor. Tremors in paradise, Dot Fiftyone Gallery, Miami, US. Photos cour
Marcos Castro & Gonzalo Fuenmayor. Tremors in paradise, Dot Fiftyone Gallery, Miami, US. Photos cour
Marcos Castro & Gonzalo Fuenmayor. Tremors in paradise, Dot Fiftyone Gallery, Miami, US. Photos cour
Marcos Castro & Gonzalo Fuenmayor. Tremors in paradise, Dot Fiftyone Gallery, Miami, US. Photos cour
Marcos Castro & Gonzalo Fuenmayor. Tremors in paradise, Dot Fiftyone Gallery, Miami, US. Photos cour

TREMORS IN PARADISE

MARCOS CASTRO & GONZALO FUENMAYOR

 

Marcos Castro, Gonzalo Fuenmayor y yo pertenecemos a la misma generación. Por esa razón, compartimos la base cultural de nuestra imaginación, que podemos imaginar como un suelo geológico del que pueden emerger la flora y la fauna de nuestro trabajo como artistas. Nacimos para presenciar el nacimiento y la emergencia del mundo digital y, como mentes impresionables, vivimos y respiramos un proyecto político e intelectual llamado "posmodernismo", caracterizado por postulados como la asombrosa máxima de Richard Rorty: "La verdad es una propiedad de las oraciones, ya que las oraciones dependen para su existencia de los vocabularios, y puesto que los vocabularios están hechos por seres humanos, también lo están las verdades."

Como generación, también vivimos en la era del orgulloso cientificismo, en la que la relatividad general nos explicaba que el tiempo transcurre de forma diferente para los distintos observadores. La indeterminación cuántica se burlaba de nuestra fantasía sugiriendo que los gatos no muertos eran científicamente posibles y, como se quejaba Einstein, Dios parecía estar jugando a los dados para determinar lo que realmente ocurría en el cosmos.

En años más recientes, se ha enseñado a la humanidad que existen "hechos" y que también hay "hechos alternativos". La popularización del término "posverdad" nos ha hecho críticos con unos medios de comunicación a menudo corruptos y ha dado poder a extraños cultos que creen que el planeta es un disco plano que flota de algún modo en el espacio, o que los efectos cuánticos pueden aprovecharse para mejorar la vida sexual. Nuestros modelos actuales de cosmología sugieren que el espacio podría ser infinito y homogéneamente denso, lo que significa que todas las realidades posibles se dan en algún lugar, lo que tendría implicaciones francamente alucinantes que no trataré de explicar aquí (le recomiendo, querido lector, que vaya a youtube.com y busque "¿qué significaría un cosmos infinito?").

Por si fuera poco, hace apenas un mes se concedió el premio Nobel de Física por el descubrimiento de que las implicaciones más extrañas de la física cuántica se verifican en un entorno experimental. Se dice que es la primera vez que se concede un premio Nobel a un descubrimiento que hace el mundo más extraño en lugar de hacerlo más comprensible y conocible.

Para hacer las cosas aún más inquietantes, el premio Nobel de Física se concedió hace apenas un mes por el descubrimiento de que las implicaciones más extrañas de la física cuántica realmente se verifican en un entorno experimental. Se dice que es la primera vez que se concede un premio Nobel a un descubrimiento que hace el mundo más extraño en lugar de hacerlo más comprensible y conocible.

Todos estos acontecimientos confluyen en una especie de singularidad epistemológica, un momento de "posrealidad" hacia el que nuestro imaginario colectivo se ve irresistiblemente arrastrado. Como nunca antes, la humanidad carecerá de relatos y de fundamentos científicos o teológicos en los que apoyarse para dar sentido al mundo. Como nunca antes, quedará clara la importancia de la producción de sentido, me refiero al arte, como proveedor de sustento simbólico para la experiencia humana.

Marcos Castro y Gonzalo Fuenmayor son artistas que trabajan con lenguajes híbridos, mezclando lo que para otros podrían parecer regímenes heterogéneos de signos en cuadros complejos que realizan imágenes significativas del mundo enmarañado en el que existimos. Todas las obras de esta exposición presentan categorías icónicas superpuestas con su antinomia, lo serio y lo tonto, la desesperanza y el optimismo, campos de color y de trazos, precariedad y opulencia. El punto de vista de esta exposición es el de dos artistas que entienden visceralmente los medios que utilizan como vehículos para reorganizar la mente colectiva y hacerla más hábil para ver la realidad fragmentada y compartimentada como lo que es: un hermoso paisaje de lo conocido y lo desconocido que está enclavado en una impresionante y a veces aterradora infinitud de abstracción.

Carlos Huffmann, Artista y Director del Departamento de Arte de la Universidad Torcuato Di Tella

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